(APBT) Es la Fuerza Especial más antigua de toda Latinoamérica, fue creada el 17 de Noviembre del año 1952, inspirada en las experiencias Estadounidense e Italiana durante la Segunda Guerra Mundial, es uno de los dos grupos de Fuerzas Especiales de la Armada Argentina, siendo la restante la Agrupación de Comandos Anfibios de la Infantería de Marina. tiene su asiento en la Base Naval de Mar del Plata desde 1966. Cuenta con más de 100 efectivos y para su ingreso se realizan los estudios correspondientes en la Escuela de Buceo y Salvamento. Decana de las fuerzas de élite Argentinas los Buzos Tácticos dependen del Comando de Submarinos de la Armada Argentina y desde 1984 forman parte de la Fuerza Conjunta de Desplazamiento Rápido. En sus inicios su misión era realizar operaciones tipo comando en las costas y puertos enemigos y preparar el terreno para el desembarco de tropas. Los buzos están capacitados para realizar misiones submarinas, abordaje, voladuras, marcados de playa, paracaidismo, recolección de información, levantamiento hidrográfico. Participan también en las tareas de búsqueda, rescate, salvamento y del adiestramiento específico en operaciones navales especiales. Los APBT pueden ser desplegados desde los submarinos, pero también están entrenados para ser introducidos por medios aéreos y navales diversos. Para su llegada al punto de acción cuentan con: Minisubmarinos eléctricos ESDA para dos buzos y 250 kg de carga útil, propulsores individuales subacuáticos, equipos de respiración autónomos con reciclado de aire (sin burbujas), kayacs plegables, botes neumáticos Zodiac Futura Comando, y lanchas rápidas artilladas. Durante la Guerra de Malvinas fueron protagonistas de la Operación Rosario, siendo transportados por el submarino ARA Santa Fe (S-21) para el asalto y recuperación de las islas, donde sometieron fácilmente a los 70 Royal Marines del Reino Unido. Los Suboficiales y Oficiales graduados o en servicio presentan la solicitud de ingreso a la APBT, y de cumplir con las rigurosas exigencias propias del selecto grupo se cursa un año de posgrado como Comando Subacuático. A las normales formaciones de marino de la FLOMAR o FLOSUB se le agrega un duro entrenamiento como: Paracaidista, experto en explosivos, tirador especial, andinista, rescate, combate en montaña, etc. Para el cumplimiento de su misión, el personal debe estar alta y especialmente adiestrado con el objeto de obtener grandes efectos con limitados recursos humanos y materiales. No todos llegan. Muchos lo intentan y fracasan. Es que la exigencia para calificar como buzos tácticos, impone sacrificio y una extraordinaria fuerza de voluntad. Los expertos aseguran que los buzos tácticos de la Armada Argentina están a la altura de los SBS (Special Boat Service) Británicos y de los Navy Seals Estadounidenses, lo único que marca la diferencia entre ellos son los medios y recursos que poseen. Sin embargo, afirman que por su nivel de entrenamiento, compromiso y actitud, los Argentinos no tienen nada que envidiarles; en varias oportunidades, trabajaron juntos y recibieron elogios por su profesionalismo.
-¿Cómo se forma un buzo táctico?: Son aspirantes voluntarios -Suboficiales y Oficiales-, sometidos a estrictos exámenes psicofísicos. Deben saber nadar y tener una óptima condición física. Además, están obligados a superar extensas pruebas de natación, correr diez kilómetros y a superar varios test psicológicos. Una vez que superaron los requisitos de ingreso, son destinados a la Escuela de Submarinos y Buceo, en el predio de la Base de Mar del Plata, para hacer el curso de buzo táctico durante un año. Aprenden a bucear con equipos de circuito abierto (los más comunes y conocidos) y circuito cerrado, que no largan burbujas, operaciones terrestres, manejo de explosivos, técnicas de supervivencia, evasión y escape, acciones debajo del agua para insertarse en un lugar determinado o trasladar algún equipo o elemento sin ser detectados y manejo de tabla de descompresión, entre otras cosas. El adiestramiento les depara siempre una sorpresa. Es la parte más dura de su preparación. Durante un mes, se los pone a prueba con ejercicios de toda índole para formar el carácter. Por ejemplo, nadar seis horas seguidas; cumplir con una prueba de 24 horas sin parar, con buceo de seis kilómetros y desembarco en una playa, matizado con una marcha de 42 kilómetros y para finalizar, con una remada. Una característica del curso: "El manejo de la incertidumbre..". Las presiones que recibe el alumno están marcadas precisamente por esa circunstancia. “Por ejemplo, les cambian los parámetros del sueño y la comida. Nunca saben cuándo van a comer o dormir...". Esto hace que reaccionen de maneras diferentes. Es lo que va a pasarles en la realidad, de hecho, cuando salimos de ejercicios o en operaciones reales, no tenemos idea de lo que nos va a suceder; entonces debemos estar preparados para superar esos inconvenientes físicos y psicológicos que se presentan en el mar, como el frío, el cansancio y el hambre, y confiar en el trabajo en equipo. Esto es fundamental. Cuando vamos al agua pasamos a ser un equipo compacto donde cada uno sabe lo que debe hacer; por eso, siempre se bucea en pareja de combate. Se hincapié en ese trabajo en conjunto. "Es fundamental para sobrepasar cualquier desafío que se les proponga. El individualista está descartado completamente..Si se lo detecta, no se recibe. Cuando empieza el curso, el hombre no sale durante 30 días y su único contacto es con los instructores. Vamos rotando al encargado del grupo y hay pequeños detalles que empiezan a hacerlos aparecer. Como la comida siempre resulta escasa, deben saber repartirla y, si no lo hacen equitativamente, se complican las cosas con los compañeros; deben fijar bien los horarios de sueño, las guardias y una serie de cosas internas donde el liderazgo surge rápidamente cuando alguno asume la responsabilidad hasta en detrimento de sí mismo. Sin duda, se forman con el ejemplo".
También, para pulir su carácter, echan mano del medio que mejor conocen, o sea, el agua. Realizan ejercitación riesgosa controlada. “Son las mismas que realizan los profesionales, con la diferencia de que los alumnos nunca saben cómo van a ser. Ni siquiera cuándo van a terminar. Les decimos que van a caminar 40 kilómetros y en realidad son la mitad; que ese día no van a comer y después, por la noche, lo hacen. En ese sentido, se les mete mucha presión. Y después, los llevamos a distintas zonas del país donde los probamos de esa forma. Siempre con la consigna de que lo que les va a pasar en la vida real es mucho más duro”. Los que quedan, llegan finalmente a la Agrupación. A la par de adquirir experiencia, hacen cursos de paracaidismo, montañismo y manejo del hielo en el Ejército, aprenden a bajar desde helicópteros en el mar, de día y de noche, a hacer buceo nocturno, salir de submarinos a 18 metros de profundidad, remar en la oscuridad, operar con Mini submarinos, Etcétera. “Normalmente, formar un buzo táctico lleva entre tres y cuatro años”. El Cabo principal Matías Rodríguez -Buzo Táctico durante 11 años que por motivos de salud tuvo que dejar de ser "Operativo"- afirma: "Me atrajo la aventura, los entrenamientos avanzados. Entramos 50 aspirantes y terminamos solo 8. Trabajábamos bajo presión y en situaciones riesgosas. Nos llevaban al límite para aprender a no paralizarnos. Uno comprueba si el liderazgo está en cada uno o si hay un líder en el grupo". Una boina bordó los identifica. Lema: "Dos cosas te pido Señor, la victoria y el regreso, pero si una sola has de concederme, que sea la victoria".