Al analizar las misiones C-SAR podríamos llegar a la conclusión que se trata de un tipo de actividad impropia de las unidades de Operaciones Especiales, actividad que en otros Ejércitos, la llevarían a cabo fuerzas convencionales. Sin embargo esta conclusión puede resultar contradictoria.
Debe tenerse en cuenta que en el ámbito doctrinal existen una serie de misiones C-SAR que se desarrollan en ambientes donde la amenaza es baja o media. En este ámbito las unidades convencionales pueden emprender operaciones C-SAR sin problemas. Sin embargo, cuando el nivel de amenaza es alto (high threat), o bien las operaciones C-SAR se deben efectuar con una gran cantidad de fuerzas de apoyo, que pueden no estar disponibles, o se realizan con unidades de operaciones especiales (SOF), con gran capacidad para alcanzar una superioridad de fuerzas relativa en operaciones rápidas.
Las siguientes líneas, extractadas de la tesis doctoral de Ecklund y McNerney (2004), llegan precisamente a esta conclusión: "Que una vez analizadas las capacidades de recuperación convencionales, las capacidades de recuperación del personal de las Fuerzas Especiales pueden ser mucho más apropiadas para el éxito de la misión de C-SAR cuando no hay superioridad aérea, la prioridad para recuperar al personal aislado (IP) es suficientemente alta para merecer el uso de FF.EE. O el acceso al área está más allá de las capacidades de las fuerzas C-SAR convencionales."
Es en este entorno en el que se incluyen las operaciones tipo C-SAR que la A.C.O.E.A. Agrupación de Comandos Especiales Aéreos de la FAC realiza en Colombia.